FRANCISCO DE GOYA




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"Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 30 de marzo de 1746 – Burdeos, Francia, 15 de abril de 1828) no sería el pintor que todos admiramos si no hubiese vivido la experiencia de una guerra traumática. Su mundo y su obra se va poblando brujas, fantasmas y sueños sobrecogedores. Son los años de los Caprichos y Aquelarres. La guerra, a partir de 1808, sacará de Goya lo mejor de sí mismo, convirtiéndole en un pintor radical, rompedor, capaz de convertir su arte en una crónica apasionada como ningún otro lo había hecho hasta entonces. Los Desastres de la Guerra que realiza en estos años (y sus Pinturas Negras, poco después) son un grito de desesperación e impotencia. La figura de Goya no puede enmarcarse dentro de unos límites convencionales, puesto que su colosalismo de titán aislado no es de un tiempo concreto, sino que semeja universal, superando tendencias artísticas y elevándose sobre barreras estéticas. La crisis que España comienza a vivir, los conflictos partidistas entre avanzados y retrógrados y el aislamiento del entorno vital en que Goya se mantiene debido a su sordera le agudizan aún más su sensibilidad hasta incidir con fuerza en su obra. El desencadenamiento del conflicto bélico, con su secuela de barbarie, supone para Goya el punto de partida de algo que latía en su interior: la irracionalidad del ser humano, cuya relación más extraña, la guerra, propicia el bestialismo hasta límites terroríficos. La guerra y la trágica etapa posterior no hicieron más que agudizar la sensibilidad del pintor, quien penetró con sus pinceles en el trasmundo de la fantasmagoría y la fábula demoníaca, el de los sueños sobrecogedores y los espantosos abismos del inconsciente."