JACQUES-LOUIS DAVID




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JACQUES-LOUIS DAVID (París, 1748-1825) 
CÁNONES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA

"La carrera de David coincidió con un período particularmente convulsivo de la historia de Francia ya que nació durante el reinado de Luis XV y murió en el exilio bajo Carlos X, después de haber pasado por la Revolución Francesa y el imperio Napoleónico. Tantos episodios tumultuosos en los que David tomó parte activa, hasta el punto de ser considerado como el arquetipo de artista comprometido. David fue discípulo de Vien y siguió las clases de la Academia Real de Pintura, acusando varias veces la desilusión de perder el concurso del premio de Roma -incluso pensó en suicidarse- antes de conseguirlo en 1774. Los cinco años pasados en Italia fueron determinantes, David descubrió la Antigüedad en todo su esplendor, integrándose en un círculo de principiantes europeos apasionados por las teorías de los arqueólogos, sobre todo las de Winckelman. El "bello ideal", la misión espiritual, incluso moral del arte eran algunos de los conceptos que el joven artista intentó expresar en sus cuadros; El juramento de los horacios constituye el mejor ejemplo de todo ello. Cuando estalló la Revolución, David entusiasmo llegó a ser maestro de ceremonias y, cuando pintaba, siempre elegía episodios o figuras destinadas a exaltar la grandeza revolucionaria. Acusado de traición después de la caída de Robespierre (1794), fue encarcelado durante cinco meses y alejado por un tiempo del poder. En esta época concibió y realizó Las sabinas. Un tiempo después, en 1798, esbozaría el retrato de Bonaparte y realizaría el de una celebridad mundana, Madame Récamier. Nombrado pintor de cámara del emperador en 1804, recibió el encargo de cuatro cuadros conmemorativos de los festejos de la coronación, entre ellos La coronación, al que decidió varios años de trabajo. "